miércoles, febrero 26, 2014

Adictos a la escritura: La primera frase

La primera frase ha sido tomada de la novela 
"Cien años de soledad", de Gabriel García Márquez


El sueño perdido

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Hacía un calor infernal en la tienda de campaña, su madre le había pedido al patriarca que lo llevara por ahí a distraerse, a tomar aire fresco fuera de los torrentes de calor que vivían en esa época.

Desfilaron sobre una rampa despintada y algo polvorienta, los caminos ya se estaban convirtiendo en desiertos. En la feria tenían el hielo resguardado en un enorme recipiente que día y noche se enfriaba con unas potentes máquinas utópicas. Aureliano se quedo mucho tiempo extasiado y redundante de felicidad.

Sin embargo, los años habían pasado tan fugaces como el viento que levantaba el polvo de los desiertos que se habían multiplicado al por mayor, y esa ilusión por el hielo se había desvanecido con el mismo hielo. Solo un par de veces más volvió a ver las máquinas que lo mantenían con vida, hizo mucho calor, mucho, y se evaporó mucha agua, y todo el hielo sobre la superficie de la Tierra desapareció.

No quedó más que aquel recuerdo en las cansadas pupilas del coronel, un momento antes de morir recordó a su padre, a su madre preparando limonada, y pasó frente a él toda su vida como fiel militar. Había luchado por conservar el agua, por evitar el calentamiento, y pese a todo, al final, cuando las gotas ya estaban casi extintas, se le ocurrió comprar un rico depósito que un viejo comerciante francés le había ofrecido. Eso fue traición y con agua, o sin ella, la pena rigurosa era la muerte.

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viernes, febrero 14, 2014

domingo, febrero 02, 2014

Amor de tarde - Mario Benedetti

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.







Hagamos un trato - Mario Benedetti


Compañera 
usted sabe 
puede contar 
conmigo 
no hasta dos 
o hasta diez 
sino contar 
conmigo 

si alguna vez 
advierte 
que la miro a los ojos 
y una veta de amor 
reconoce en los míos 
no alerte sus fusiles 
ni piense qué delirio 
a pesar de la veta 
o tal vez porque existe 
usted puede contar 
conmigo 

si otras veces 
me encuentra 
huraño sin motivo 
no piense qué flojera 
igual puede contar 
conmigo 

pero hagamos un trato 
yo quisiera contar 
con usted 

es tan lindo 
saber que usted existe 
uno se siente vivo 
y cuando digo esto 
quiero decir contar 
aunque sea hasta dos 
aunque sea hasta cinco 
no ya para que acuda 
presurosa en mi auxilio 
sino para saber 
a ciencia cierta 
que usted sabe que puede 
contar conmigo.



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